Es un mito que Ghandi haya dicho: “Primero te ignoran, luego se ríen de ti, luego luchan contra ti, y entonces ganas”. Pero ese viejo dicho tiene mucho de verdad cuando se trata de movimientos sociales. Y siempre es un placer ver a un digno objetivo del activismo pasar del desprecio o la burla al ataque.
Por tanto, me alegró ver que el derechista Consejo Norteamericano de Intercambio Legislativo (ALEC) emitiera una declaración medio desafiante, medio patética quejándose de la “coordinada y bien financiada campaña de intimidación contra miembros corporativos de la organización”. Su declaración dice:
“ALEC es una organización que apoya políticas procrecimiento y proempleos y el vigoroso intercambio de ideas entre el público y el sector privado para desarrollar soluciones basadas en los estados. En la actualidad somos el blanco de una campaña de intimidación bien financiada y expertamente coordinada.
“Nuestros miembros se unen a ALEC porque relacionamos a legisladores estatales con otros legisladores estatales y con creadores de empleos en sus estados. Se unen porque apoyamos políticas favorables a los negocios que promueven la innovación y estimulan la competitividad local y nacional. Son miembros de ALEC porque están más interesados en las soluciones que en la retórica…
“En momentos en que se necesitan más que nunca la creación de empleos, soluciones reales y el diálogo mejorado entre los líderes políticos, la misión de ALEC nunca ha sido más importante. Es por eso que estamos redoblando nuestro compromiso con estas prioridades esenciales. No estamos definidos ni seremos definidos por intereses ideológicos especiales, los cuales preferirían eliminar el discurso que lleva a la vitalidad económica, empleos y estabilidad fiscal para los estados”.
Acerca de la tercera referencia a los “creadores de empleos”, es difícil no darse cuenta que esta es una operación bien oculta en las profundidades de la cámara de eco de la extrema derecha, que nunca pierde la oportunidad de presentar las reducciones de impuestos para el 1 por ciento más rico como un camino moderado y bipartidista a la felicidad común. Es más, lejos de dedicarse a promover el “diálogo mejorado”, ALEC ha promovido (con preocupante eficacia) un montón de medidas reaccionarias en los congresos estatales de todo el país. ¿Mantenerse Firmes? Revísenlo. ¿Privatización de prisiones? Revísenlo. ¿Derecho al Trabajo? Revísenlo. ¿Leyes discriminatorias de identificación de electores? Revísenlo. La lista es interminable.
Estas indignidades legislativas han inspirado a una coalición de grupos progresistas a defenderse. Tienen en la mira a compañías que pagan $25 000 dólares anuales a este grupo de extrema derecha, y denuncian a estos clientes preocupados por sus marcas por aliarse con el sector conservador.
La táctica ha demostrado ser muy eficaz. El miércoles, el gigante de la comida rápida Wendy’s se unió a McDonald’s en su abandono de la membresía de ALEC. Previamente, Pepsi, Coke, Kraft, Intuit, y la Fundación Bill & Melinda Gates anunciaron que abandonaban la organización.
Fue este éxodo lo que provocó la declaración de ALEC. Esa organización que se queja de una operación política “bien financiada y expertamente coordinada” seguramente se merece estar en el salón de la fama de los pájaros que le tiran a la escopeta. Pero esas palabras sirven de gran elogio a las organizaciones que se han esforzado por denunciar a los financistas corporativos del grupo.
Entre ella se destaca ColorOfChange.org, la cual se ha establecido rápidamente como un líder en el área de las campañas corporativas. Previamente elogié a ColorOfChange.org por sus esfuerzos exitosos para quitar a Glenn Beck sus anunciantes después de que el demagogo (por entonces en Noticias Fox) dijo que el presidente Obama abrigaba un “profundo odio por los blancos o la cultura blanca”, entre otras locas declaraciones.
Pocos en los medios principales querían dar crédito al boicot para sacar a Beck, y preferían creer que la figura de las noticias por cable simplemente se había quedado más tiempo de la cuenta en la cadena. El propio Beck no iba a reconocer el impacto de los activistas, de la misma manera que Kraft dice ahora que se marcha de ALEC por un “número de razones” –ninguna, por supuesto, relacionada con las decenas de miles de firmas que les llegan desde ColorOfChange.org y sus aliados, tales como el Comité de Campaña de Cambio Progresista. Esto es exactamente lo que se debe esperar. Por su parte, Wendy’s dice que no renovó su membresía en ALEC no debido a presiones, sino porque “no se aviene con nuestras necesidades comerciales”.
Eso, al fin y al cabo, es una definición bastante buena del propósito de las campañas corporativas –hacer que los negocios decidan que no “se aviene a sus necesidades” atacar a los obreros, reforzar el racismo institucional, destruir el medio ambiente o socavar la red social de seguridad. En cualquier caso, ciertamente no se aviene con las necesidades de todos nosotros.