Los clientes debieran saber si las compañías a las cuales apoyan con sus compras se dedican a gastar dinero en grupos que socavan las regulaciones medioambientales, atacan los derechos de los trabajadores, promueven leyes de armas de fuego como “Manténganse Firmes”, defienden discriminatorias leyes de “Identificación de Electores” y apuntalan de otras maneras a la vanguardia legislativa de la derecha. Y si a esos clientes no les agrada ese comportamiento, deben sentirse libres de ir de compras a otra parte.
Esa propuesta parece que funciona de manera bastante segura en un paradigma de mercado libre donde la gente vota con sus dólares. Es más, los que brindan a los consumidores toda la información acerca de las corporaciones que se comportan incorrectamente deben ser considerados –de nuevo, en el marco de un libre mercado– como suministradores de un servicio valioso, ya que se supone que el consumidor informado es una parte importante del capitalismo de funcionamiento eficiente.
Pero no. Si ustedes preguntan a comentaristas de derecha, los que hacen campaña para sugerir que los consumidores que expresan su disgusto con las corporaciones están haciendo la guerra a “pensar y discutir libremente una legislación”.
El ímpetu para este debate es el esfuerzo por responsabilizar a las compañías por su membresía en el derechista Concejo Norteamericano de Intercambio Legislativo (ALEC). Como escribí hace un par de semanas, grupos que incluyen a ColorOfChange.org y al Comité de Campaña de Cambio Progresista han estado alentando a los consumidores a que digan a las corporaciones que pagan fuertes cuotas de miembros al ALEC que no todos aprobamos su comportamiento. La técnica ha funcionado perfectamente. Más de una docena de instituciones se han retirado de ALEC, y desde que escribí esa columna
Blue Cross Blue Shield, Yum! Brands (propietaria de KFC, Taco Bell, y Pizza Hut), así como Procter & Gamble, se han unido al éxodo.
Aunque la campaña cae dentro de la tradición del boicot, en este caso los grupos implicados solo han alentado a la gente a enviar cartas a las corporaciones para expresar sus opiniones. La amenaza de que la gente pudiera dejar de comprarles (que, por supuesto, es su derecho en un mercado libre), hasta ahora ha estado implícita. Una carta de muestra de ColorOfChange.org dice, en parte:
“Supongo que su compañía no desea apoyar la supresión del voto, ni sus productos o servicios se hayan asociado con la discriminación ni con el retiro a gran escala del derecho al voto. Le exhorto a dejar inmediatamente de financiar ALEC y a emitir una declaración pública que deje en claro que su compañía no apoya las leyes de identificación de electores y la supresión del voto, ambas discriminatorias”.
A medida que sus patrocinadores abandonan el barco, ALEC ha tratado de realizar algún control de daños. La semana pasada anunció que iba a “eliminar (su) fuerza de tarea para Seguridad Pública y Elecciones que se encargaba de asuntos no económicos, tales como “Manténganse Firmes” e Identificación de Electores. El propósito de esa acción, dijo la organización, es dedicarse de manera más minuciosa a prioridades de “libre mercado, gobierno limitado, y procrecimiento” –léase: destruir sindicatos, eliminar regulaciones medioambientales; reducir los impuestos para el 1 por ciento más rico, y así sucesivamente. Aunque trataron de manipularlo como forma de “redoblar nuestros esfuerzos en el frente económico”, es claramente una concesión.
Sin embargo, mientras que se retractaba de sus planes, ALEC también lanzó una ofensiva de relaciones públicas. El Centro para los Medios y la Democracia (CMD) informó recientemente acerca de la apelación hecha a “Bloggers Briefing” de la Fundación Heritage por Caitlyn Korb, directora de Relaciones Externas de ALEC. Según CMD, Korb imploró:
“ayuda a los blogueros conservadores mientras ‘preparaba con energía una campaña muy agresiva para difundir lo que realmente hacemos.’…
“Korb delineó la contraofensiva de relaciones Públicas de ALEC. Dijo a los blogueros que ALEC presentará en los próximos días un sitio web llamado ‘Mantenerse Firme con ALEC’. La frase es familiar para los habitantes de Wisconsin, ya que se remonta a la campaña de Norteamericanos por la Prosperidad (AFP) a favor del asediado gobernador, cuyo lema es ‘Mantenerse Firme con Walker’. AFP es también miembro de ALEC.
“Korb se refirió a la creación de una coalición y extensión de influencia encabezada por Norteamericanos por la Reforma Tributaria (ATR, otro miembro de ALEC) y pidió a los blogueros ‘cualquier tipo de ayuda institucional’.”
Ya tenemos una muestra de los temas que la Derecha está presentando. Una de las líneas principales es que, a pesar de que los liberales tienen delirios paranoides acerca de una “vasta conspiración de la derecha”, ALEC en realidad es un grupo inocuo que promueve el debate abierto, libertad y pastel de manzana. El representante estatal de Nueva Hampshire Jordan Ulery presentó su visión en una columna en la que argumentaba que a la “extrema izquierda” le ha entrado un pánico irracional acerca de que “legisladores de todo el país se reúnan para discutir problemas comunes y a buscar soluciones comunes”. Luego siguió explicando que todo el plan inobjetable de ALEC es sencillamente promover:
“La reforma de la atención de salud, el reexamen de excesivas restricciones medioambientales, legislación constitucionalmente aprobad de elecciones justas, responsabilidad gubernamental ante el contribuyente, una enmienda de presupuesto balanceado, una enmienda de reducción del déficit, y propuestas similares de sentido común a los estados para que consideren su propia implementación “.
No hay que descodificar mucho las palabras conservadoras de moda para saber que estos no son asuntos moderados, y algunos de los comentaristas de derecha así lo han admitido. Pero eso no impidió a la siempre reaccionaria junta editorial de The Wall Street Journal acusar a los progresistas de “usar el tema de la raza para silenciar una voz de la política de libre mercado”.
Irónicamente, al escribir Michelle Malkin en National Review Online, hizo un llamado a los derechistas para que no hagan negocios con las compañías que abandonan a ALEC: “Es hora de que los conservadores se mantengan firmes y dejen de enseñarles su dinero a esos cobardes de las corporaciones”, sostiene ella. Así, en apariencia, el boicot solo es una injusta supresión del debate abierto si lo propone la izquierda –y una táctica perfectamente legítima si uno quiere forzar a las corporaciones a seguir entregando dinero a la maquinaria política conservadora.
Mucho de esto parece ser desesperación y debe considerarse como una muestra de aliento por parte de los que denuncian a las corporaciones que aún se presentan como vendedoras amigas de la comunidad mientras apoyan una política que adoran los Malkin y los editorialistas de The Wall Street Journal. Raras veces unos activistas tienen la satisfacción de ver a los destructores de sindicatos y saqueadores del medio ambiente demostrar de una manera tan clara la eficacia de una campaña como lo hizo Korb cundo suplicó la ayuda de los blogueros derechistas.
Según CMD, ella se quejó de que “Nos están matando de manera absoluta en los medios sociales –Twitter, Facebook, Pinterest (yo ni sabía que Pinterest es un foro para mucha oposición política, pero ahora lo es)”.
Parece que han hecho buen trabajo. ¡Twiteénlo por todas partes, señores!
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Photo credit: U.S. Department of Labor.